Existen diferentes aspectos que debemos tomar en cuenta cuando queremos llenar una vacante. Durante la entrevista, no solo debemos poner atención a su CV, o las respuestas que dé a las preguntas que le hagamos; existen algunas banderas rojas a las que debemos estar pendientes, incluso desde antes de iniciar la entrevista, que nos dirán si es un candidato apropiado para el ambiente laboral que tenemos.
Más allá de errores comunes como llegar tarde a la entrevista, vestir de manera inapropiada, o usar un lenguaje inapropiado, estas son las banderas rojas que debemos detectar al entrevistar a una persona:
–Se extiende demasiado para explicar algún punto y habla demasiado. Los nervios pueden traicionar a cualquiera en un inicio pero si ves que la persona a la que estás entrevistando no se da cuenta que está hablando demasiado o no tiene la prudencia de medir sus palabras, esto puede ser señal problemas. Si esto sucede en la entrevista, es muy probable que en el día a día dentro del trabajo también se repita y puede causar inconvenientes con el resto del equipo o hasta con los clientes.
–No tiene metas o ambiciones como profesionista y quiere un trabajo cualquiera. Aunque cada persona manifiesta interés de diferentes maneras, es importante que la persona que estás entrevistando se muestre interesado no solo en la vacante a la que aspira, sino en seguir creciendo como profesionista. Si no es así, puede que se limite a hacer el mínimo esfuerzo necesario para recibir un salario y no esté dispuesto a dar el extra para salir adelante.
–Es apática o indiferente al hablar de los proyectos o empresas en las que ha trabajado. Si una persona no demuestra entusiasmo al hablar de sus triunfos y metas alcanzadas, puede representar un desapego al trabajo o una falta de compromiso. Debemos buscar una persona que se involucre no solo en el aspecto intelectual, sino en lo emocional; que se emocione con lo que está haciendo y cuyo entusiasmo lo empuje a hacer lo mejor posible.
–Se expresa mal de sus antiguos jefes o trabajo. Es posible que un candidato hable sobre una mala experiencia de trabajo, sin hacer ver mal al equipo o empresa en la que la vivió. Si por el contrario, se dedica a desprestigiar o señalar los errores de otros, estará haciendo obvio que prefiere buscar culpables que soluciones a la hora de resolver un problema. Esto puede ser un augurio de lo que va a decir el día de mañana sobre nosotros, por lo que debes poner especial atención a su manera de conducirse en este tema.
–No hace preguntas sobre la empresa o el puesto al que aspira. Atreverse a hacer preguntas denota seguridad, demuestra que la persona entrevistada investigó sobre la empresa y está realmente interesada en la vacante. En la curiosidad de un candidato podemos ver también sus ganas de hacer las cosas con entusiasmo, el tipo de ideas que puede aportar a la empresa y si su carácter es compatible con la vacante que queremos llenar.
–Solo le interesa discutir el sueldo. Es muy diferente discutir un salario al final de la entrevista, cuando el candidato ya ha demostrado su experiencia y conocimiento; o cuando lo traemos la mesa habiendo visto que tenemos un excelente candidato enfrente. Que la persona en entrevista lo traiga a la mesa de golpe puede representar falta de compromiso, que el candidato solo está interesado en el dinero y no lo en lo que puede aportar a la empresa o lo que puede crecer dentro de la misma.
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